sábado, 12 de diciembre de 2009

Emily Dickinson. Poemas






1355

Como cualquier parásito, la mente
vive del corazón.
Si éste está bien provisto de alimento,
se verá bien cebada.

Pero si el corazón ayuna,
su agudeza se debilita;
tan absoluto para ella
es su alimento.


1406

De ningún pasajero se sabe que escapara
si se alojó una noche en la memoria;
esa astuta posada subterránea
cuyo ardid es que nadie salga de ella de nuevo.

1438

Contempla este pequeño
tósigo, don de todo lo que vive,
y tan común como desconocido,
cuyo nombre es amor.

No tenerlo es miseria
y tenerlo es herida.
Sólo - si acaso - el paraíso
se hallará equivalente.


Traducción: Manuel Arango

Tres poetas norteamericanos- Editorial Norma

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