Algunas mujeres corren
se afanan en oscuras oficinas
revisan precios en el supermercado
bailan el vals del lavarropa.
Otras cuidan a sus niños a sus nietos
escrutan la llama que se apagó en los ojos del amado
tejen una larga bufanda para que las ausencias
no perezcan de frío.
Algunas mujeres quisieran colgar de su puerta
un cartelito que diga se necesita amor
se pintan las uñas para desorientar a la soledad
invocan cada día en el gimnasio los favores de Afrodita.
Algunas mujeres quisieran colgar de su puerta
un cartelito que diga se necesita amor
se pintan las uñas para desorientar a la soledad
invocan cada día en el gimnasio los favores de Afrodita.
Algunas mujeres se palpan el sexo
mientras fantasean con el fallido príncipe
encienden el televisor para no escuchar el chillido
de las gaviotas y hacen pactos con la aspiradora.
No escriben sus nombres en la corteza de los sueños.
Solamente yo
estoy aquí sentada
escribiendo este tonto poema.