sábado, 18 de diciembre de 2010

RAQUEL ALJADEFF





Rodeada del amor de los suyos y la ignorancia de los más - porque en San Luis pocos sabían de su enorme valor- hace pocos días murió - mejor dicho, terminó de morirse- Raquel Aljadeff, una de las voces más altas de las letras puntanas.
Sin pretesiones pedagógicas y solamente para que los jóvenes puedan valorar esta pérdida se pergeñaron las líneas que siguen.

* "De tan sólo catorce años"
Cuando Nervi era joven y vivía en San Luis todo un turbión de ideas se gestó en torno suyo, no solamente entre quienes compartían sus ideales sino también entre aquellos que ocupaban la vereda de enfrente. Porque lo que no conseguían los profesores ni los artistas consagrados lo lograba ese forastero que se ganaba el pan escribiendo en un diario y trajinaba bibliotecas detrás de ignotos textos como, por ejemplo, el derecho internacional de las tribus ranqueles.
Fue dentro de ese ambiente de inquietud incipiente que alguien, algún día, trajo la noticia "distinta": existía una chica - además paralítica - que no sólo hacía versos sino que también, por sí misma, había conseguido escapar de su encierro - pues vivía postrada en un sillón de mimbre o en una silla de paja - en alas de los prestigiosos autores.
Saberlo e intentar conocerla fue una sola cosa para todos nosotros y por imperio del azar - una hermana suya era habitual lectora en la Biblioteca Popular "Lafinur" - lo conseguimos rápidamente. De la mano de esta última nos llegó un cuadernillo cuya portada ornaba lo que fue su divisa: "Los que escriben con decoro / con pluma excelsa y no sierva / ésos tienen de Minerva / el casco de oro..."
De esa manera atamos una fuerte amistad, que fuimos consolidando vistando su casa - corrían los buenos tiempos de la Peña de Poetas y Escritores jóvenes fogoneada por Ricardo - y juntos compartimos el placer de leerlo a Neruda - contábamos para ello con un solo ejemplar de la antología que editó Nascimento- a García Lorca, a los machado, a Guillén, a Maiacovski, a Walt Whitman ... Hasta que la remisión de una silla de ruedas - regalo de una pariente que vivía en Norteamérica - terminó para siempre de franquearle las puertas.
Su poesía, por entonces, era desbordante de fuerzas y, contrariamente a los que podía suponerse, desbordaba alegría y gratitud a la vida. Composiciones suyas llegaron enseguida a los medios - la revista San Luis y el diario La Opinión fueron los primeros en brindarle sus páginas - y Raquel Aljadeff, pues de ella se trata. desde ahí en adelante se hizo nombre familiar y apreciado.

* Hacia todos los vientos

Animadora de las peñas que vinieron después - la "Lafinur" y años más tarde, la que llevó el nombre emblemático de "Allá" - su canto fue cobrando espesor y, a más de original, se fue haciendo dramático. (No por lo suyo, a lo que nunca le prestó atención. Raquel, sencillamente, se indignaba por el mundo.
Cuando la diáspora disolvió aquellos grupos fue la única que en San Luis enarboló de nuevo las banderas rebeldes. Junto a dos o tres neófitos publicó - ¡ella sola! - una revista cuyo nombre era todo un programa: se llamó "Cuatro vientos". Fracasado el intento editorial prontamente - un tesorero ingrato se encargó de lograrlo - recibió el nuevo sinsabor con sonrisas. Pero por más de veinte años se llamó a silencio, negándose obstinada a editar suproducción que cuantitativa y cualitativamente continuaba creciendo. De esa terca manera clausuró su periplo donde éste tuvo inicio: se encerró en su casa.
Solamente unos pocos, sus amigos dilectos, conseguíamos de tarde en tarde acceder a sus textos. Porque ella, como en todo, prefería "dar lugar a otros"...
Continuó, obviamente, asistiendo a reuniones - conferencias,conciertos, numerosos congresos - pero nadie tenía acceso a las mieles que, obrera laboriosa, continuó destilando.

* Lícito es renunciar
Visitas encumbradas visitaron su casa- Agüero, Quiroga Luco, Ana Emilia Lahite... pero ella en su crisálida, continuaba escondiéndose. Apenas si accedió a viajar a La Plata donde alternó con Speroni y otros, entonces "grandes".
Hasta que en 1992 la insistencia de Paulina Movsichoff consiguió arrebatarle un ramillete de poemas que publicó Torres Agüero, el editor de moda por ese entonces. Lícito es reunciar - tal el nombre del libro - se agotó de inmediato. Y, como siempre, sólo unos pocos memoriosos continuábamos gustándolo. Porque, a veces conviene recalcarlos, conserva absoluta vigencia.

* Otras adversidades y Shalom

Cuando rencores lugareños desataron por que sí un escándalo - la reedición de una obra hacía tiempo agotada fue el pretexto de turno - Raquel, una vez más, decidió pronunciarse. En el órgano al que injuriosamente se tildó de fascista ella - la escritora que fue siempre una pluma israelita - ofreció otro puñado de su cosecha más granada bajo un título por demás elocuente, Shalom y otras adversidades, en una separata de tiraje masivo.

* Final muy triste

Su pequeño organismo, debilitado desde siempre, de un día para otro decidió abandonarla.
Tremendamente lúcida como en todos sus actos, en la pasada primavera, bajo el parral del patio de su casa y tras sorber un mate, nos dijo en el momento de intercambiar un beso: "apurate a volver si querés encontrarme".
No lo hicimos a tiempo y la noticia de su muerte también nos llegó tarde. Así, sin una queja, San Luis perdió a otra de sus hijas más grandes.
Exhumar un poema suyo tal vez sea el mejor modo de señalar que porsigue viviendo.

Un amigo de la peña de "Allá"


HALLAZGO

Solitario
atrapador de indicios.
Acosador
de enigmas, solitario,
tremendo arqueólogo.
Un día
adviertes sin paz, con
sobresalto
a una cierta profundidad,
separando
arena y piedra
apenas
con la mano,
ese hueso acaso humano. Pero
quién sabe.
Acaso.
Enigma y / o memoria sin
memoria.
Rastro flagrante. Crudo
testimonio.
No era lo que buscabas.
¿Hueso de qué,
de quién? ¿De
qué suceso?
Inalterable
prueba inútil, inútilmente
expuesta a tus sondeos.
No era lo que buscabas.
Por supuesto.
No
ese grano de sal
almibarada.
Pero algo
anónimo, diverso,
es algo.
No te defiende nada
de este hallazgo.
Fresco, pista blanda.
Reconóceme en él,
mírate en él,
mírate en él. Sopésalo
con tal especial cuidado.
Tal vez sea la llave que
buscamos
tanto tiempo. Y en vano.
Tal vez duela la piel
cuando la toques
como
sutil tormento elaborado
por los entes de un
cónclave maldito
perversamente aliado.
Tal vez
cale la piel buscando carne
como bacilo aciago.
Tal vez queme la piel
con igual saña
que brasa de cigarro. O te hunda
su duro desconsuelo
mordiéndote la mano.
Acércate,
quítate a un lado.
No era lo que buscabas.
No lo encuentres.
Mira
en torno de este campo,
en tu desnuda, adusta
soledad. Y este cielo
tan
claro y este aire de cristal
que no se quiebra,
se triza apenas, entre
viento y pájaros.
Son
tu elemento, vivo
gabinete.
Tu mesa de trabajo.
Vuelve a tu territorio, tus
desvelos.
Regrésate a tu estdo,
buscador de borradas
cicatrices.
Limítate a tu espacio
y vuelve arena y piedras a su sitio.
Y olvida el hueso
de poca data descarnado.
Aquel trágico enigma
huele a pólvora, a puñal,
a sangre,
a pena. A misterio
sin soluciones claras.
Arquéolgo tremendo,
olvida.
Olvida el hueso
y vuelve a casa.

De Lícito es renunciar - Torres Agüero Editor



Nota: Este artículo se publicó en el Diario de la República, luego de la muerte de Raquel Aljadeff. Aun cuando lo tenía entre mis archivos sin noticia del autor ni la fecha, decidí ponerla en homenaje a esta gran poeta, comproviniciana y argentina, ignorada pero grande. Salud, Raquel

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