martes, 11 de enero de 2011

Comportamiento de guitarras- María Elena Walsh


En países guardados como el mío
hay un comportamiento de guitarras.
Reinan por toda la extensión del aire
con más autoridad que las campanas,
y también, en terrestre delincuencia,
a veces roban brío de fogatas.

Hay guitarras que imitan al oscuro
y otras mejores que ejecutan agua,
y las que lo madrugan al silencio
en estremecedoras circunstancias.

No sé qué dicen otras cuando hay luna
y nuestro territorio es la desgracia.
Sólo comprendo misteriosamente
que a un pobre cuerpo le regresa el alma
y que entre espigas que se caen mudas
tanta solicitud nos hace falta.

Cuando la intimidad es argentina
suele reconocerse por guitarras.
Unas solitas, otras con arrimo
de un latido fatal llamado caja,
donde la muerte tiene domicilio
en machacados huesos de vidalas,

No sé qué poderío submarino,
algo como noticias de las algas,
o informes sobre lluvias se suceden
bajo la tierra, sumergidas causas
y brujerías y disposiciones,
todo lo comunican y traspasan.

Y entonces nos quedamos a vivir
- si Dios nos presta sangre y esperanza -
a la sombra de tanto desconsuelo,
pero con la memoria acompañada
para siempre quizás por el origen
de lentas humanísimas guitarras.

Hecho a mano- Editorial Sudamericana

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